Mario Miranda

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El problema del mal explicado por santo Tomás de Aquino.

No son pocos los textos donde el doctor angélico nos detalla los diversos aspectos del mal, sino que, al contrario, el matiz de dicho tema requiere la explicación y el estudio que, con ayuda de la luz natural de la razón, que iluminada por la gracia de Dios, podemos vislumbrar con mayor conciencia los alcances del pensamiento tomista a la problemática actual y su amplia gama de manifestaciones en la vida cotidiana.

En la obra más conocida del aquinate, se observa un análisis detallado bajo la característica de la época: lanzar una cuestión, en seguida, las objeciones que en contra de la pregunta se pueden plantear para darles a cada una su respuesta concreta fundamentada en las Sagradas Escrituras y en textos de filósofos y religiosos notables, en una palabra, autoridades de la época que no tienen o escapan de la duda frente a tales cuestiones. Tomás es brillante en la sutileza y claridad de las respuestas. Desde si el mal es de una naturaleza determinada[1], Tomás nos responde que el bien y el mal son realidades contrarias porque así como toda forma tiene razón de bien, toda privación tiene razón de mal.

El bien y el mal no son diferencias constitutivas más que en la moral, la cual se especifica por el fin, que es el objeto de la voluntad. El mal es privación del bien debido. Se llama mal a lo que está desordenado y es perjudicial. La perfección del universo requiere que haya desigualdad en las cosas a fin de que se cumplan todos los grados de bondad[2]. Hay cosas que pierden su grado de bondad debido a la corrupción y esa corrupción es un cierto tipo de mal. El mal está lejos del ser y del no ser; porque no es ni posesión ni simple negación, sino privación. Dios es tan poderoso que del mal puede sacar un bien. Muchos bienes no existirían si Dios no permitiera la existencia de ningún mal. Ejemplo: No se conservaría la vida del león sino matara al asno. Hay que recordar que hay un triple bien[3]: uno, que se suprime totalmente por el mal, jemplo: la luz que desapaece totalmente por las tinieblas; dos, un bien que no es totalmente suprimido por el mal, ni tampoco disminuido, este es el bien sujeto del mal, ejemplo: la sustancia del aire no disminuye por la presencia de las tinieblas; tercer bien, disminuye por el mal, pero no se suprime totalmente. Este bien es la capacidad del sujeto para actuar. Entender esto como una atenuación. Sin duda que el bien y la verdad se adecuan como adecuación formal al ser personal, entendido como participación del ser divino; si recurrimos a la gracia de Dios, debemos tener siempre la confianza de volver a Dios con fe y evitar conscientemente la corrupción y la privación del mayor bien que es la gracia de Dios.

[1]Tomás de Aquino, Suma Theologiae,I, q. 48, a. 1.

[2]Ibidem.,I, q. 48, a. 2.

[3]Ibidem.,I, q. 48, a. 4.

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